martes, 30 de diciembre de 2014

Eyal Weizman: A través de los muros (2012)


Eyal Weizman: A través de los muros. Madrid, Errata naturae, 2012.

A falta de la publicación de Hollow Land en España, Errata Naturae ha traducido y publicado el capítulo siete de esta obra, titulado en el original Across the walls: Military operations as urban planning.

En este capítulo, Eyal Weizman (arquitecto y teórico) analiza el fenómeno de la guerra urbana emprendida por las Fuerzas Armadas Israelíes (IDF) y más concretamente la reconceptualización de esta que hizo el Instituto de Investigación en Teoría Operacional (OTRI) desde 1996 hasta 2006. Dicho instituto trató de aplicar las teorías de autores como Deleuze, Guattari, Debord, Lyotard o McLuhan al campo de batalla, para dar lugar a nociones como la de enjambrar:

"La teoría del enjambre intenta describir las operaciones militares como una guerra no lineal: una red constituida por una multiplicidad difusa de unidades pequeñas, semiindependientes pero coordinadas, que operan con todas las demás en una sinergia generalizada. [...] la asunción principal del conflicto de baja intensidad, especialmente en las ciudades, es que «se necesita una red para combatir otra red»" pág. 22

Otra maniobra-concepto que da cuenta de la filosofía postmoderna aplicada a la guerra es la que da nombre al libro, atravesar muros. En ofensivas como el ataque al campo de refugiados de Balata los soldados israelíes iban atravesando muros de casa en casa para así avanzar evitando el campo abierto, donde eran más vulnerables a los atques del enemigo. En una entrevista concedida a Eyal Weizman, el oficial de las IDF Aviv Kochavi hablaba así de esta táctica:

"Este espacio que usted contempla, esta habitación que está mirando no es más que su interpretación del espacio. Ahora bien, usted puede ampliar los límites de su interpretación, pero no de manera ilimitada [...] La cuestión es ¿Cómo interpreta usted la avenida? [...] El enemigo interpreta el espacio en términos tradicionales y yo no estoy dispuesto a obedecer a su interpretación y, al hacerlo, caer en sus trampas, yo quiero sorprenderle." pág. 52

El fenómeno del OTRI pone de manifiesto varias cosas en relación con el problema teoría-praxis: 

Primero, que la teoría puede ser utilizada en beneficio de aquello que en principio trataba combatir. La teoría postmoderna, que trataba de diagnosticar el poder y combatirlo, sirve aquí de herramienta a un poder tiránico y violento como pocos. 

Segundo, que tampoco en el ejército hay lugar para demasiada teoría. Esto lo revela el fracaso y cierre del OTRI y declaraciones de otros militares Israelíes que vinieron a decir que la guerra requiere de un lenguaje e instrucciones claras frente a lo difuso del discurso postmoderno.

Tercero, la falacia racionalista: podría pensarse que por ser más teórica la guerra del ejercito israelí es más avanzada. Eyal Weizman nos recuerda que tras conceptos como enjambrar o reinterpretar el espacio hay explosiones, polvo, sangre y muerte.

Por último, A través de los muros supone una oportunidad privilegiada para apreciar las relaciones existentes entre guerra, filosofía y la arquitectura. ¿Quién dijo que no existía la inteligencia militar?


NOTA: 7,5/10

viernes, 26 de diciembre de 2014

Chuck Palahniuk: Error humano (2004)


Chuck Palahniuk: Error humano. Barcelona, Mondadori, 2005.

"Todas las historias de este libro tratan sobre estar con otra gente. Sobre mí en compañía de otra gente. O sobre gente que está reunida. [...] Se trata en todos los casos de historias reales y ensayos que escribí entre novelas. Mi propio ciclo va así: Realidad. Ficción. Realidad. Ficción." pág. 12

Los ensayos de error humano están articulados sobre varios ejes:

En la mayoría, lo que vertebra el texto son las declaraciones de esa otra gente con la que Palahniuk comparte algún tiempo. En estos ensayos, el estilo se acerca mucho al de la crónica periodística. Serían los casos de los ensayos del primer capítulo, Gente reunida. En todos ellos el escritor busca retratar el modo de vida de un grupo de antihéroes (paletos que asisten a un combate de cosechadoras o a festivales porno, luchadores frustrados, constructores de castillos, etc.) Estos ensayos recuerdan bastante al David Foster Wallace de Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer en tanto que ambos buscan caricaturizar a sus compatriotas.

En otros ensayos, el tono es más reflexivo o filosófico que periodístico. En estos textos la observación no tiene tanto peso y está mezclada a menudo con reflexiones propias y conceptos filosóficos (Palahniuk parece tener, como poco, nociones básicas de la filosofía de Heidegger, Kierkeegard, Jüng y otros). En esta categoría estarían entre otros No perseguir a Amy (Sobre Amy Hempel y la escritura peligrosa) o Ahora me acuerdo (sobre memoria y escritura en Memento y el Fedro de Platón), a mi juicio los dos mejores ensayos del libro.

Por último, distinguiría un tercer tipo de ensayo en el que el ojo crítico de Palahniuk se vuelve hacia sí mismo. Aquí no se trata tanto de retratar a otra gente como al propio escritor y a su entorno (el libro vuelve varias veces sobre la experiencia del rodaje de la película El club de la lucha). De este análisis, por cierto, Palahniuk tampoco sale muy bien parado. Los ensayos de este tipo estarían agrupados en el capítulo Personal.

"Uno se pasa años y años escribiendo. Se sienta a oscuras y dice: Algún día. Un contrato editorial. Una foto en la solapa. Una gira promocional. Una película de Hollywood. Y llega el día en que consigue todo eso y no sale como uno lo había planeado." pág 226


NOTA: 7/10

domingo, 14 de diciembre de 2014

Francis Scott Fitzgerald: El gran Gatsby (1925)

Francis Scott Fitzgerald: El gran Gatsby. Barcelona, RBA, 2012.

El gran Gatsby se presenta como una novela dentro de otra novela. Dentro de la novela de Fitzgerald, el narrador es Nick Carraway, que a su vez está leyendo en primera persona unas notas o apuntes sobre sus vivencias en el vecindario de clase alta al que acaba de mudarse. El personaje de Nick es importantísimo, pues es a través de sus ojos (simpáticos y bondadosos, casi nunca juiciosos) que vemos al resto de personajes. En esta nueva etapa de su vida, a Nick le toca por vecino a un misterioso y carismático personaje, Jay Gatsby:

"-Yo soy Gatsby -dijo de pronto.
-¡Qué!- exclamé-. Le pido disculpas.
-Pensé que lo sabía socio. Me temo que no soy muy buen anfitrión.
Esbozó una sonrisa comprensiva..., mucho más que comprensiva. Una de esas raras sonrisas eternamente tranquilizadoras con las que uno se topa cuatro o cinco veces en la vida. Se enfrentaba por un instante -o eso parecía- al mundo exterior, y luego se concentraba en ti con un irresistible prejuicio en tu favor. Te entendía tanto como quisieras, creía en ti tanto como tú creyeses en ti mismo y te daba a entender que habías causado exactamente la impresión que esperabas transmitir" pág. 77

La fama de Gatsby viene dada por las fiestas por todo lo alto que da en su casa, a las que asiste muchísima gente que, sin embargo, de Jay Gatsby solo conoce rumores. En estas fiestas Fitzgerald aprovecha para recrear una atmósfera tremendamente superficial que vendría a criticar la decadencia de la clase alta americana de los locos años veinte.

Pero como bien dice Mario Vargas Llosa en el fantástico prólogo que acompaña a la edición que reseño, esta crítica o crónica está presente sobretodo en la primera parte del libro, y hacia la mitad este se transforma en una historia romántica protagonizada por el triángulo amoroso: Gatsby - Daisy (prima de Nick Carraway - Tom Buchanan. De hecho, por lo poco que se nos revela del pasado de Gatsby nos damos cuenta de que él y Daisy ya se habían conocido pero su amor no había sido posible porque James Gatz (auténtico nombre del protagonista) era un chaval pobre y del campo mientras que Daisy ya formaba parte de la clase alta. Así pues, toda la nueva vida de Gatsby no es más que una fachada, un medio para lograr lo que siempre ha querido, el amor.

Sin embargo, por cosas del destino (concepto clave, la tercera parte de la novela tiene un caracter trágico) la trama da un giro y la consumación de este amor no será posible tampoco ahora que Gatsby ha hecho fortuna. Para él el final es sangriento. Nosotros, los lectores, asistimos al motivo clásico de la caída del héroe.

"Gatsby creía en la luz verde, en el orgásmico futuro que año tras año se aleja de nosotros. Nos esquivó entonces, pero no importa..., mañana correremos más deprisa, extenderemos más los brazos... Y una bonita mañana... Y así seguimos bogando, como botes contra la corriente, arrastrados incesamente hacia el pasado" pág. 222

NOTA: 8/10

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Gabriel García Márquez: El coronel no tiene quien le escriba (1961)




Gabriel García Márquez: El coronel no tiene quien le escriba. Barcelona, Bruguera, 1983.

Novela corta, El coronel no tiene quien le escriba, tiene una trama muy simple: El coronel, veterano revolucionario, malvive pasando hambre con su mujer y el recuerdo de su hijo muerto alimentandose de la esperanza de que llegue la pensión que tanto se merece y que habría de mejorarles la vida. Cada viernes, sin embargo, el Coronel recibe la misma respuesta:

"El administrador le entregó la correspondencia. Metió el resto en el saco y la volvió a cerrar. El médico se dispuso a leer dos cartas personales. Pero antes de romper los sobres miró al coronel. Luego miró al administrador.
- ¿Nada para el coronel?

El coronel sintió terror. El administrador se hechó el saco al hombro, bajó el andén y respondió sin volver la cabeza:
-El coronel no tiene quien le escriba" pág. 52

Sin contar con recursos habituales en la literatura de García Márquez como elementos del realismo mágico o la temporalidad circular, la novela se sustenta básicamente en un personaje tan entrañable como el coronel, capaz de pasar hambre para alimentar a un gallo seguramente porque este es uno de los recuerdos que le unen a su hijo muerto. También hay un elemento de crítica que cabría destacar en la novela, a la lentitud administrativa y al poco reconocimiento que reciben algunos mayores que se han "roto el cuero para salvar la república" pág 58

"«Es la misma historia de siempre», comenzó ella un momento después. «Nosotros ponemos el hambre para que coman los otros. Es la misma historia desde hace cuarenta años.»" pág. 141

NOTA: 7/10

martes, 9 de diciembre de 2014

Federico García Lorca: Poeta en Nueva York (1940)


Federico García Lorca: Poeta en Nueva York. Madrid, Austral, 2011.

Escrito tras una estancia de un año en la Nueva York de 1929, este poemario plasma las impresiones que le dejaron a García Lorca sus experiencias como extranjero en Nueva York. La subjetividad y la experiencia personal por lo tanto es importante, y como el mismo autor defendía en la conferencia que completa la edición de Austral, tanto valdría decir Poeta en Nueva York que «Nueva York en un poeta». La ciudad que plasmó el poeta (y que por lo tanto experimentó) fue una ciudad mecánica, con gente que iba a ritmo frenético y sin detenerse para mirar a nada ni a nadie, lo que a un hombre del sur de España como era Lorca le hacía sentirse tremendamente vacío y solo:

"Los dos elementos que el viajero capta en la gran ciudad son: arquitectura extrahumana y ritmo furioso. Geometría y angustia. En una primera ojeada el ritmo puede parecer alegría, pero cuando se observa el mecanismo de la vida social y la esclavitud dolorosa de hombre y máquina juntos, se comprende aquella típica angustia vacía que hace perdonable, por evasión hasta el crimen y el bandidaje" pág 167.

Para plasmar esta experiencia Lorca echa mano de recursos surrealistas. Predomina el uso de símbolos (el niño, los reptiles, las vacas, el agua) relacionados en su mayoría con la muerte y abundan también las asociaciones ilógicas de palabras. De acuerdo con Piero Menarini en el prólogo, "La capacidad de formular asosiaciones verbales imposibles para la lógica lingüística racional, permite a la poesía superar constantemente los límites de la experiencia sensible y descubrir las verdades escondidas, quizá las más definitivas. Es decir, el lenguaje poético más que instrumento de expresión es ante todo instrumento de búsqueda de lo que se encuentra más allá de la fachada de las cosas y de los hechos." pág. 20

Pero el poemario no se queda en una mera descripción en clave surrealista de una ciudad de angustia y muerte sino que también hace denuncias. Lorca no abandona aquí la conciencia social que sale a relucir sobretodo para defender a los que el veía como parias en esta sociedad, los negros:

"El mascarón bailará entre columnas de sangre y de números,
entre huracanes de oro y gemidos de obreros parados.
que aullarán, noche oscura, por tu tiempo sin luces.
¡Oh salvaje Norteamérica!,¡oh impúdica!,¡oh salvaje!" pág 74


Para finalizar con el tema dominante en el libro, la angustia o vacío existencial, destaco estos versos del poema Paisaje de la multitud que vomita:

"Me defiendo con esta mirada
que mana de las ondas por donde el alba no se atreve,
yo, poeta sin brazos, perdido
entre la multitud que vomita,
sin el caballo efusivo que corte
los espesos musgos de mis sienes" pág. 78


Poemas favoritos: Danza de la muerte, Paisaje de la multitud que vomita y Poema doble del lago Eden.


NOTA: 7/10