sábado, 24 de enero de 2015

J. M. Coetzee: Desgracia (1999)


J. M. Coetzee: Desgracia. Barcelona, Debolsillo, 2004. 

La primera desgracia que ocurre en este libro es la injusticia que se comete con el protagonista, David Lurie, cincuentón profesor universitario de literatura al que se le pide que deje su puesto por haber mantenido relaciones sexuales con una alumna.

Lurie asumirá su destino y se retirará a la granja de su hija en las afueras donde tendrá lugar la segunda desgracia. Esta vez la hija de Lurie sufre una violación múltiple en su propia casa mientras el protagonista no puede hacer nada por evitarlo.

"Ella no contesta. Prefiere ocultar la cara, y él sabe por qué. Es por la desgracia. Es por la vergüenza. Eso es lo que han conseguido los visitantes; eso es lo que le han hecho a esa mujer tan segura de sí, tan moderna, tan joven". pág 147 

Esta violación funciona como un espejo del primer acto del libro, el de Lurie con su alumna. Al sentir esta nueva desgracia en carne propia, Lurie entiende que de alguna manera la relación con la alumna estaba condicionada por su posición de poder y decide darle su vesión de los hechos al padre de Melanie, la alumna.

Este es un tema principal de la novela, la visión femenina de la sexualidad y el deseo masculinos, en particular de una masculinidad ya madura. Las palabras de Lucy tras la violación casi equiparan a los violadores con Lurie (y con todos los hombres):

"-Odio... Cuando se trata de los hombres y el sexo, David, ya no hay nada que me sorprenda. No lo sé; puede que para los hombres, odiar a la mujer dé una mayor excitación al sexo en sí mismo. Tú eres hombre, tú deberías saberlo. Cuando tienes tratos carnales con una desconocida, cuando la atrapas, la sujetas con tu peso, cuando la tienes debajo de ti... ¿No es algo parecido a matarla? Es como si le clavaras un cuchillo; después, sales, dejas el cuerpo cubierto de sangre... ¿No es algo parecido a un asesinato, al hecho de matarla y largarte sin que nadie te detenga por ello?" pág. 198

El otro tema importante es la tensión en una Sudáfrica post apartheid. En efecto, Lurie cree que a su hija la violan precisamente por ser blanca, por no pertenecer a la zona en la que ha establecido su granja. Hay quien ha visto en esto y en las heridas de los protagonistas metáforas de las heridas no supuradas de la sociedad surafricana.


NOTA: 7,5/10

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