sábado, 24 de enero de 2015

Virginia Woolf: Una habitación propia (1929)


Virginia Woolf: Una habitación propia. Madrid, Alianza, 2012.

Una habitación propia surge de dos conferencias que pronunció Virginia Woolf sobre el tema de las mujeres y la literatura. Por lo tanto el ensayo tiene un tono muy oral en el que la autora interpela al público, cuenta anecdotas, etc.

Este es un punto interesante, pues Woolf no se limita a ensayar una tesis sino que va contando como construyó sus argumentos (a qué bibliotecas fue, que libros consultó, que estaba haciendo cuando le vino una idea) desde un punto de vista muy literario que mezcla el contexto de descubrimiento con el de justificación, el diario con el ensayo.

"Y es que esa visita a Oxbridge, con su comida y su cena, había suscitado todo un enjambre de preguntas. ¿Por qué los hombres bebían vino y las mujeres agua? ¿Por qué un sexo era tan próspero y el otro tan pobre? ¿Qué consecuencias tiene la pobreza sobre la novela? ¿Qué condiciones son necesarias para la creación de obras de arte?" pág. 38

La respuesta a estas preguntas y la tesis fuerte de el libro, son de sobra conocidas: para dedicarse a la literatura una mujer necesita dinero y una habitación propia, bienes que le son negados en una sociedad patriarcal como la de Inglaterra a principios del siglo XX.

"Por eso Napoleón y Mussolini han insistido tanto en la inferioridad de las mujeres; porque si no fueran inferiores, ellos dejarían de agrandarse" pág. 50

El valor de la obra estriba entonces en como la autora expone sus argumentos (con un estilo que no hace distinciones entre vida, literatura y reflexión) y sobretodo en su caracter reivindicativo en un contexto en el que la mayoría de las mujeres no podían contar con algo tan básico como la independencia que da el dinero ni la intimidad de una habitación propia.

"Pero ninguna de estas cosas se hallaba a su alcance; le fueron negadas y no tenemos más remedio que aceptar que todas esas buenas novelas fueron escritas por mujeres sin más experiencia de la vida de la que cabía en el hogar de un clérigo respetable; escritas, por añadidura, en la sala de estar común de ese hogar respetable, por mujeres tan pobres que no podían permitirse comprar de una vez más que un puñado de cuartillas para escribir cumbres borrascosas o Jane Eyre" pág 94.

NOTA: 7/10

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