sábado, 12 de abril de 2014

Oscar Wilde: El retrato de Dorian Gray (1891)


Oscar Wilde: El retrato de Dorian Gray. Barcelona, Debolsillo, 2014.

Publicado por primera vez en 1890, fue duramente criticado por la sociedad y vuelto a publicar definitivamente en 1891 con algunos cambios, entre ellos la incorporación de un prefacio que vendría a intentar calmar a los críticos argumentando que:

"Un libro no es, en modo alguno, moral o inmoral. Los libros están bien o mal escritos" pág. 19

"Es al espectador, y no a la vida, a quien refleja realmente el arte" pág. 20

Con estas dos sentencias entre otras, Wilde intentaría primero dar a entender que su novela formaba parte de la esfera del arte y por lo tanto de lo no juzgable en términos éticos. El autor volvería sobre esta idea en un ensayo publicado en el mismo año con el título de La decadencia de la mentira. Con la segunda sentencia Wilde intentó que no se mezclara a su persona con los hechos que allí narraba. Sin embargo, no evitó ser juzgado y en 1895 se le condenó a dos años de trabajos forzados. En el juicio se tuvo en cuenta el contenido de  obras suyas,  como por ejemplo el de las Frases y filosofías para el uso de la juventud.

En cuanto a El retrato de Dorian Gray, la novela cuenta la archiconocida historia de un jóven hermosísimo que (alentado por las enseñanzas de Lord Henry Wotton sobre la belleza y la juventud) desea que sea su cuadro el que envejezca por él. Se desdoblan entonces su cuerpo, que entrega a satisfacer sus deseos por medio de los sentidos y su alma, reflejada en el cuadro que se va afeando y envejeciendo como consecuencia de los excesos vividos. Al final, la vida que ha llevado Dorian Gray le pasa factura y acaba muriendo al intentar apuñalar su retrato. Una moraleja por tanto podría ser que no basta con poseer una belleza incorruptible, para vivir bien es necesario también cierto sentido de la ética.

Estos son los dos temas de la novela, la belleza y los valores morales que rigen a la sociedad victoriana:

En cuanto a lo primero, Lord Henry Wotton, el dandy burlón de la novela que se expresa en paradojas y expone continuamente teorías decadentistas, defiende:

"La belleza es una forma de genio; es superior al genio pues no necesita explicación [...] la belleza es el milagro de los milagros."

En cuanto a la vida en sociedad, Henry Wotton propone un nuevo hedonismo (totalmente contrario y rompedor con los valores imperantes de la sociedad victoriana) en el que la misión principal es satisfacer los propios sentidos:

"Ser bueno es estar en armonía consigo mismo [...] Y no serlo es verse forzado a estar en armonía con los demás [...] Además, el individualismo es realmente el fin elevado" 

Otra muestra de la forma de pensar de Wotton:

"Lo que ellos llaman su lealtad y su fidelidad lo llamo yo sopor de la costumbre o falta de imaginación en ellos. La fidelidad es a la vida emocional lo que la estabilidad es a la vida intelectual: una simple confesión de fracasos". 

NOTA: 7/10

No hay comentarios:

Publicar un comentario