domingo, 25 de enero de 2015

Milan Kundera: La insoportable levedad del ser (1984)


Milan Kundera: La insoportable levedad del ser. Barcelona, Tusquets, 2008.

La insoportable levedad del ser parte de una reflexión sobre el concepto nietzscheano de eterno retorno. Si nuestras vidas se repitieran eternamente, todas nuestras acciones tendrían un peso tremendo. Dado que esto no es así, nuestros actos y nuestras vidas son irremediablemente leves. Pero además de leves, al disponer solo de una vida, al no repetirse, nuestros actos son siempre provisionales. Nuestras vidas son bocetos para una obra que nunca será llevada a cabo.

"El hombre nunca puede saber qué debe querer, porque vive sólo una vida y no tiene modo de compararla con sus vidas precedentes ni enmendarla en sus vidas posteriores" pág. 16

Este tipo de reflexiones es lo más interesante que ofrece el libro. El hecho de que el narrador esté continuamente haciendo disgresiones hasta el punto en el que la linea que separa el género de la novela del ensayístico se difumina y deja de existir. También es interesante como nos lleva por la historia este narrador omnisciente, pues no se limita a contar lo que pasa (y a introducir reflexiones) sino que tan pronto nos está revelando un hecho "presente" en la vida de uno de los protagonistas como se desplaza por el tiempo hasta la infancia de este y revela algún detalle íntimo que dota de un nuevo sentido a un gesto, a una palabra o a un objeto.

En cuanto a los cuatro protagonistas, Teresa y Tomás, Franz y Sabina, forman dos parejas cuyas vidas se cruzan a lo largo de la novela. Somos testigos del amor que siente Tomás hacia Teresa, que contradicen sus ansias de acostarse con otras mujeres, los celos y la resignación de Teresa, las relaciones de Sabina con hombres casados a las que no da importancia, la nueva vida sin ataduras de Franz que debe renunciar a su puesto de médico por presiones comunistas y empieza de nuevo como limpiacristales, etc.

También importante es el contexto en el que se mueven los personajes, que no es otro que el final en 1968 del movimiento que se ha llamado Primavera de Praga (que buscaba avanzar hacia un "socialismo de rostro humano" menos totalitario) con la ocupación de la URSS que llegaba a la ciudad para reprimir las protestas. En este sentido, Kundera es crítico con el comunismo en su vertiente más totalitaria.
 
"Pero en el régimen comunista las aldeas ya no se parecen a esta antigua imagen. La iglesia estaba en la aldea vecina y nadie la frecuentaba, la taberna se había convertido en oficinas, los hombres no tenían donde reunirse para beber cerveza, los jóvenes no tenían donde bailar. [...] De modo que al terminar la jornada, durante la cual la gente gritaba alegremente y charlaba en los minutos de descanso, todos se encerraban entre las cuatro paredes de sus casas [...] y miraban la pantalla encendida de los televisores." pág. 296

NOTA: 6/10

sábado, 24 de enero de 2015

Virginia Woolf: Una habitación propia (1929)


Virginia Woolf: Una habitación propia. Madrid, Alianza, 2012.

Una habitación propia surge de dos conferencias que pronunció Virginia Woolf sobre el tema de las mujeres y la literatura. Por lo tanto el ensayo tiene un tono muy oral en el que la autora interpela al público, cuenta anecdotas, etc.

Este es un punto interesante, pues Woolf no se limita a ensayar una tesis sino que va contando como construyó sus argumentos (a qué bibliotecas fue, que libros consultó, que estaba haciendo cuando le vino una idea) desde un punto de vista muy literario que mezcla el contexto de descubrimiento con el de justificación, el diario con el ensayo.

"Y es que esa visita a Oxbridge, con su comida y su cena, había suscitado todo un enjambre de preguntas. ¿Por qué los hombres bebían vino y las mujeres agua? ¿Por qué un sexo era tan próspero y el otro tan pobre? ¿Qué consecuencias tiene la pobreza sobre la novela? ¿Qué condiciones son necesarias para la creación de obras de arte?" pág. 38

La respuesta a estas preguntas y la tesis fuerte de el libro, son de sobra conocidas: para dedicarse a la literatura una mujer necesita dinero y una habitación propia, bienes que le son negados en una sociedad patriarcal como la de Inglaterra a principios del siglo XX.

"Por eso Napoleón y Mussolini han insistido tanto en la inferioridad de las mujeres; porque si no fueran inferiores, ellos dejarían de agrandarse" pág. 50

El valor de la obra estriba entonces en como la autora expone sus argumentos (con un estilo que no hace distinciones entre vida, literatura y reflexión) y sobretodo en su caracter reivindicativo en un contexto en el que la mayoría de las mujeres no podían contar con algo tan básico como la independencia que da el dinero ni la intimidad de una habitación propia.

"Pero ninguna de estas cosas se hallaba a su alcance; le fueron negadas y no tenemos más remedio que aceptar que todas esas buenas novelas fueron escritas por mujeres sin más experiencia de la vida de la que cabía en el hogar de un clérigo respetable; escritas, por añadidura, en la sala de estar común de ese hogar respetable, por mujeres tan pobres que no podían permitirse comprar de una vez más que un puñado de cuartillas para escribir cumbres borrascosas o Jane Eyre" pág 94.

NOTA: 7/10

J. M. Coetzee: Desgracia (1999)


J. M. Coetzee: Desgracia. Barcelona, Debolsillo, 2004. 

La primera desgracia que ocurre en este libro es la injusticia que se comete con el protagonista, David Lurie, cincuentón profesor universitario de literatura al que se le pide que deje su puesto por haber mantenido relaciones sexuales con una alumna.

Lurie asumirá su destino y se retirará a la granja de su hija en las afueras donde tendrá lugar la segunda desgracia. Esta vez la hija de Lurie sufre una violación múltiple en su propia casa mientras el protagonista no puede hacer nada por evitarlo.

"Ella no contesta. Prefiere ocultar la cara, y él sabe por qué. Es por la desgracia. Es por la vergüenza. Eso es lo que han conseguido los visitantes; eso es lo que le han hecho a esa mujer tan segura de sí, tan moderna, tan joven". pág 147 

Esta violación funciona como un espejo del primer acto del libro, el de Lurie con su alumna. Al sentir esta nueva desgracia en carne propia, Lurie entiende que de alguna manera la relación con la alumna estaba condicionada por su posición de poder y decide darle su vesión de los hechos al padre de Melanie, la alumna.

Este es un tema principal de la novela, la visión femenina de la sexualidad y el deseo masculinos, en particular de una masculinidad ya madura. Las palabras de Lucy tras la violación casi equiparan a los violadores con Lurie (y con todos los hombres):

"-Odio... Cuando se trata de los hombres y el sexo, David, ya no hay nada que me sorprenda. No lo sé; puede que para los hombres, odiar a la mujer dé una mayor excitación al sexo en sí mismo. Tú eres hombre, tú deberías saberlo. Cuando tienes tratos carnales con una desconocida, cuando la atrapas, la sujetas con tu peso, cuando la tienes debajo de ti... ¿No es algo parecido a matarla? Es como si le clavaras un cuchillo; después, sales, dejas el cuerpo cubierto de sangre... ¿No es algo parecido a un asesinato, al hecho de matarla y largarte sin que nadie te detenga por ello?" pág. 198

El otro tema importante es la tensión en una Sudáfrica post apartheid. En efecto, Lurie cree que a su hija la violan precisamente por ser blanca, por no pertenecer a la zona en la que ha establecido su granja. Hay quien ha visto en esto y en las heridas de los protagonistas metáforas de las heridas no supuradas de la sociedad surafricana.


NOTA: 7,5/10