domingo, 10 de agosto de 2014

J.M. Coetzee: Esperando a los bárbaros (1980)


J.M. Coetzee: Esperando a los bárbaros. Barcelona, Debolsillo, 2013.

Esperando a los bárbaros cuenta la historia de un magistrado que trata de impedir que su imperio masacre a los bárbaros que viven al otro lado de la muralla. Coetzee no situa a los personajes en un tiempo ni en un espacio concreto de tal forma que la dualidad Imperio/Barbarie se puede extrapolar más facilmente a cualquier forma de expansionismo colonial (E.E.U.U./Irak, Americanos del norte/Indios, etc...).

Para el Imperio, Los bárbaros representan una anormalidad. No son vistos como gente que  vive de manera distinta sino como una amenaza. Son un otro y para el Imperio se trata de conmigo o contra mí.

"No existe a lo largo de la frontera mujer que no haya visto en sueños la mano morena de un bárbaro surgiendo bajo su cama para agarrarle el tobillo. Ni tampoco hombre que no se haya atemorizado con visiones de los bárbaros celebrando orgías en su hogar, rompiendo los platos, incendiando las cortinas y violando a sus hijas." pág. 19

Sin embargo el protagonista del libro, el juez local, no ve a los bárbaros de esta forma y trata de frenar los avances del Imperio que consisten en torturar y asesinar indiscriminadamente:

"Es contra este desprecio por los bárbaros, un desprecio que es compartido por el más insignificante mozo de cuadra o campesino, contra el que yo como magistrado he tenido que luchar durante veinte años. ¿Cómo se puede erradicar el desprecio, especialmente cuando este desprecio se basa únicamente en diferencias de modales en la mesa o en variaciones en la forma del párpado?" pág. 78

Para Coetzee la manera de pensar imperialista llega incluso a afectar la concepción del tiempo:
 
"¿Por qué no podemos vivir en el tiempo como el pez en el agua, como el pájaro en el aire, como los niños? ¡Los imperios tienen la culpa! Los imperios han creado el tiempo de la historia. Los imperios no han ubicado su existencia en el tiempo circular, recurrente y uniforme de las estaciones, sino en el tiempo desigual de la grandeza y la decadencia, del principio y el fin, de la catástrofe. Los imperios se condenan a vivir en la historia y a conspirar contra la historia. La inteligencia oculta de los imperios solo tiene una idea fija: cómo no acabar, cómo no sucumbir, cómo prolongar su era." pág. 193

En definitiva, Esperando a los bárbaros viene a problematizar de manera brillante las nociones de civilización y barbarie para recordarnos que no hay barbarie más grande que creer estar del lado del progreso y no tolerar la diferencia.

NOTA: 8/10

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